Es la capital del estado de Bahía, en el nordeste brasilero. Por sus características únicas, Salvador se ha convertido en uno de los principales destinos turísticos internacionales. Como primera capital de Brasil, de 1549 a 1763, hoy es famosa por su historia, por el legado de pueblos de continentes lejanos, por la mezcla de culturas, por el sincretismo religioso y por la hospitalidad de su pueblo. La capital de Bahía es, desde hace muchos años, objeto de estudio de investigadores de diversas áreas.
Hasta el año 1763, Salvador fue la capital de la Corona Portuguesa en América, además de haber sido el principal puerto del hemisferio sur hasta fines del siglo XVIII. La ciudad está considerada la capital cultural del País, cuna de importantísimos cultores de las más diversas manifestaciones artísticas, que descollaron nacional e internacionalmente. Las actividades culturales y el turismo son fuentes generadoras de empleo y renta muy importantes y fomentan la producción artística y la preservación del patrimonio tanto cultural como histórico. Como si eso fuera poco, Salvador tiene aún una infinidad de bellezas naturales: 50 km de playa y diversos parques ecológicos.
Su topología la dividió en Ciudad Alta, donde se encuentra la Catedral y el centro admintrativo y la Ciudad Baja siendo su ícono el Mercado Modelo. A ambas partes de la ciudad las une el Elevador Laçerda que constituye una de las postales de la ciudad.
El Pelourinho, centro histórico, fue declarado por la Unesco, Patrimonio Histórico de la Humanidad en 1985 y reune el mayor conjunto arqutectónico de estilo colonial barroco de América Latina. Sus calles adoquinadas, plazas, iglesias y caserones pintados con colores vivos son lugares de visita obligados. Además de su acervo cultural, Salvador ofrece buenas playas y una vida nocturna muy intensa y variada.
Las playas del centro no son las mejores, Barra tiene más movimiento que Ondina, ambas en la zona hotelera por excelencia. Las mejores playas son Itapuá o Stella Maris, a 30 km del Pelourinho.
Entre las excursiones que se pueden realizar podemos nombrar el City Tour por la ciudad, visita de la Isla de Itaparica, Isla dos Frades, Praia do Forte, Costa do Sauipe, entre otras.
También, Salvador es puerta de entrada a otros destinos como Morro de São Paulo y Chapada Diamantina.
Eventos:
Carnaval
Como una correntada de la que nadie quiere huir, los tríos eléctricos (escenarios móviles) arrastran tras de sí a todos los que se encuentran en Salvador durante el carnaval. Los tríos eléctricos, camiones sobre los que se montan amplificadores de audio y un escenario en el que tocan las bandas, recorren tres circuitos oficiales. Atrás de ellos, más de dos millones de personas recorren bailando y brincando 25 km de calles y avenidas. El circuito Osmar va de Campo Grande hasta la plaza Castro Alves, en el centro de la ciudad; el Dodô, desde el Farol da Barra hasta Ondina, a orillas del mar; y el Batatinha pasa por el Pelourinho.
El primero es el más antiguo y por él desfilan los blocos (corsos) más tradicionales de la fiesta. En el Dodô, sobre el que se ubican los palcos de los artistas famosos, la fiesta empieza a animarse al caer la tarde y se prolonga por la noche hasta la madrugada.
Hospedaje / Restaurantes
La infraestructura turística de Salvador está considerada una de las más completas y más modernas del Brasil, principalmente en lo que se refiere a hospedaje. En la ciudad se encuentra hospedajes que satisfacen todos los gustos y todos los niveles de exigencia, desde albergues de la juventud hasta los más sofisticados hoteles de categoría internacional.
La cocina es un ejemplo de la preservación de las raíces africanas en Bahía. La moqueca (especie de cazuela de pescado), siempre sazonada con condimentos fuertes, es uno de los platos principales de la cocina local. También hay que probar el bobó de camarão (crema de mandioca con camarones), el vatapá (crema de pescado, camarones secos y frescos, y castañas de cajú), el sarapatel (guiso de hígado y corazón vacunos), el acarajé (buñuelo de masa de frijoles relleno con salsa picante y camarones) y el caldo de sururu (especie de mejillón) o lambreta (almeja). La salsa picante, por lo general muy fuerte, se sirve aparte con casi todos los platos.
Atracciones:
Centro Histórico
Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, el casco viejo o centro histórico de Salvador preserva millares de casonas de los siglos XVI, XVII y XVIII. Está dividido en tres áreas principales: la plaza Municipal hasta el Largo de São Francisco, el Pelourinho y el Largo do Carmo y, por último, el Largo de Santo Antônio Além do Carmo. Abundan las iglesias y casonas de otros siglos, rodeadas por la vasta actividad cultural que se desarrolla en el lugar. Además, a lo largo de sus cuestas y calles pavimentadas con adoquines redondeados (llamados cabeza de negro) están registrados importantes episodios de la historia brasileña.
Entre los atractivos principales, merecen mención las plazas Municipal y de la Sé, el Ascensor Laçerda, la Cámara Municipal, el Consejo Municipal, el Palacio Rio Branco, la Santa Casa y la iglesia Da Misericórdia, el Palacio del Arzobispado, la Catedral Basílica, el Terreiro de Jesús, el Largo do Cruzeiro de São Francisco, el Pelourinho con sus iglesias, locales comerciales y plazas, y por último, el Largo do Carmo, donde se encuentran el Fuerte de San Antonio y el gran conjunto religioso formado por la iglesia y el convento de Nossa Senhora do Carmo y por la iglesia Da Ordem Terceira do Carmo.
Folclore
Transmitidas de generación en generación, las tradiciones folclóricas son una característica cultural de la ciudad de Salvador. La cultura popular congrega elementos artísticos de diversa procedencias, que ponen de manifiesto el carácter tradicionalista de estas representaciones, tales como: capoeira (arte marcial africana que se convirtió en danza a lo largo del tiempo), afoxé (desfile de carnaval en el cual los tambores se tocan solo con las manos, sin palillos), Folia de Reis (festejos del día de reyes), Maculelê (forma de baile y arte marcial de origen africano) y Samba de Roda (manifestación de origen angoleña que se baila en corro).
Playas
Salvador tiene una de las costas más extensas del Brasil. Tiene 50 km de playa distribuidos entre la ciudad alta y la ciudad baja, desde Inema, en el suburbio ferroviario, hasta la playa de Flamengo, en el lado opuesto de la ciudad. Mientras las playas de la ciudad baja son bañadas por las aguas de la Bahía de Todos los Santos –que es la bahía más extensa del país, con 1052 km- las playas de la ciudad alta, desde el Farol da Barra hasta Flamengo, son bañadas por el océano Atlántico. La excepción es el Puerto de la Barra, única playa de la ciudad alta que está ubicada en la Bahía de Todos os Santos.
Esta distribución colabora a la gran diversidad ecológica de las playas de la capital. Las playas varían desde ensenadas calmas, ideales para la práctica de la natación, los deportes a vela, el buceo y la pesca submarina, hasta las que dan al mar abierto y tienen oleaje fuerte, muy concurridas por los practicantes de surf. También hay playas rodeadas de arrecifes que forman piscinas naturales de piedra que son ideales para que los niños se bañen.
Iglesias:
Iglesia Da Ajuda
Fundada por los jesuitas que llegaron al Brasil con Tomé de Souza en el siglo XVI, y demolida y reconstruida en la vereda opuesta en el siglo XX, es una de las iglesias más antiguas de Salvador. Actualmente su fachada muestra un aire neorromántico.
Iglesia Da Ascensão do Senhor
Construida en 1975, es totalmente diferente de las iglesias convencionales de Salvador. Todo en esta iglesia hace referencia al número 12, en homenaje a los doce apóstoles de Cristo: la cubierta formada por 12 “pétalos” de hormigón, los doce bancos en fila. En el subsuelo hay una capilla en la que se encuentran el baptisterio y la sacristía.
Iglesia Da Ordem Terceira de São Domingos
Empezó a ser construida en 1731 y terminada seis años más tarde. La fachada es en estilo rococó con una talla neoclásica más reciente. El plano es el típico de las iglesias de comienzos del siglo XVIII, con pasillos laterales y tribunas superpuestas. El techo de la nave, en estilo ilusionista, y los paneles del gran salón se atribuyen a José Joaquim da Rocha. Las mayólicas de la capilla mayor retratan a Santo Domingo.
Capilla de Nossa Senhora da Penha
Situada en el estuario de Iguape, la capilla mayor y la nave de la iglesia están completamente revestidas de fragmentos de azulejos. Fue construida a mediados del siglo XVII.
Catedral Basílica
Fue construida en el siglo XVII, con materiales preciosos como oro, mármol, madera de jacarandá y carey, en estilo mezcla de barroco y rococó.
Iglesia Do Nosso Senhor do Bonfim
Construida sobre una loma a mediados del siglo XVIII. En el altar mayor se encuentra la imagen del Senhor do Bonfim, crucifijo de ébano con adornos de plata, a la que el pueblo bahiano guarda una gran devoción.
Iglesia y Convento de São Francisco
Uno de las más importantes representaciones del barroco en el Brasil, sus retablos están recubiertos de oro. La imagen más importante es la de San Pedro de Alcántara, atribuida a Manoel Inácio da Costa. Las obras de la iglesia se iniciaron en la primera mitad del siglo XVIII. Los murales de azulejos portugueses, que narran la leyenda del nacimiento de San Francisco y su renuncia a los bienes terrenales, también son de estilo barroco. La nave central y el transepto forman la cruz del Señor. La decoración pictórica en forma de estrellas, hexágonos y octógonos exaltan a la Virgen María, a la que los brasileños llaman siempre Nossa Senhora. En la sacristía hay 18 óleos que representan diversos momentos de la vida de San Francisco.
Fuertes:
Fuerte de Santo Antonio da Barra
Propiedad de la Marina del Brasil, está situado a la entrada norte de la Bahía de Todos los Santos. La construcción de esta fortificación se inició en 1536 por mandato del primer donatario de la Capitania de Bahía, Francisco Pereira Coutinho, y su proyecto original tenía forma de torre decagonal.
Fuerte del Monte Serrat
Por sus formas equilibradas y armoniosas se lo considera la más hermosa obra de arquitectura militar del período colonial brasileño. Se empezó a construir en 1583, en una ubicación estratégica, en lo alto del punto más avanzado de la península, con vista al puerto de la ciudad. Terminado en 1742, se conserva hasta la fecha sin modificaciones del plano original, con una casa de comando flanqueada por murallas de bastiones redondos, en la que está montada la batería de nueve cañones.
Compras:
Artesanía
Los objetos más sencillos están confeccionados con materiales naturales, tales como paja, cuero, cerámica, madera, conchas marinas y semillas. Los más sofisticados son producidos con piedras preciosas y semipreciosas. Se fabrican muchos objetos de oro, plata, bronce y latón. La artesanía es por lo general de tema religioso, representado en imágenes de santos de la iglesia católica y del candomblé. Los patuás (amuletos), que revelan el sincretismo religioso del pueblo, incluyen figas (higas), olho-de-boi (semilla roja y negra), ajos, tréboles de cuatro hojas, la famosa cinta del Senhor do Bomfim, etc. La naturaleza es lapidada artesanalmente, en piezas que representan la flora y la fauna de la región. Los instrumentos musicales producidos por los artesanos locales incluyen: atabaques, paus de chuva y tambores d’água, además del famoso berimbau y una infinidad de otros instrumentos inusitados. |